En un rincón sentada, llorando, media hora después riendo frente a la pantalla de una computadora, lee un mensaje y un escalofrío recorre su cuerpo, pierde los ánimos.
Se hunde y nadie lo nota, ella quiere creer que no importa, que los ojos de los demás miran pantallas brillantes, que sueñan y no han renunciado a la vida.
Una tarde en un lugar común, no sé porque siempre quieren evitarlos los escritores sí es ahí donde pasan pequeños asuntos interesantes, la vio, la admiro y pensó “Ella tiene algo”
Pequeño golpe de suerte, colores, lluvias, sueños, miradas y algunas huidas. Ese es el comienzo.
Amor no historia
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