Esta es la continuación del cuento "Nada es como lo piensas", el cual ya había posteado anteriormente.
Un beso
Antifaz
¿Quién se imaginaria que terminarías en este estado? mm no lo sé ¿Todos?, bueno no todos, por su mente paso Roque; el sabor del a sangre en la boca de Isabel le era molesto, apenas hacia unos segundos había despertado, en cuanto abrió los ojos y había notado el cielo azul, supo que eso no era nada bueno.
¿Qué había hecho la noche anterior?, el olor de la loción de Roque llego a su memoria, ¡claro! salio con el al Kimera, que más por eso había terminado botada ahí. Poco después de que Roque se fue con aquel niño, la chica con la que estaba la invito a su departamento, no era la primera vez que una chica la invitaba, pero ahora había recibido una lección.
Isabel intento levantarse por el dolor era demasiado, se sentía cómo cuando era nada, como ese día después de recibir una golpiza cuando apenas comenzaba su trabajo, era la primera semana, de su empleo como mesera en un pequeño bar cerca de su casa, un hombre le pidió una botella, cuando iba de regreso a la mesa, alguien la empujo y callo sobre el hombre y rompió la botella, no recordaba su rostro sólo que olía a suavizante de telas, ella quedo aturdida por la caída y no entendía que pasaba , el tipo le dio un golpe en la cara y le grito:
— ¿QUÉ TE PASA? —Le grito y la arrojo al piso y la pateo. Isabel por fin reacciono y mientras ella se levantaba del piso con el cuerpo adolorido, el ya se iba,
—No, no, lo que pasa es…—Estaba nerviosa temblaba y no entendía.
— ¡NADA!, ME LARGO, OLVÍDATE DE TU DINERO.—El se trono los dedos y se fue, dejándola tirada en el brillante piso del bar.
Durante dos años trabajo en el bar, hasta que un día lo cerraron por un incendio. Después de un tiempo logro conseguir dinero suficiente para poder seguir estudiando, hizo la secundaria en una escuela nocturna mientras trabajaba en una hotel como mucama, no ganaba igual pero era bueno.
Otro intento por levantarse, un poco más, Isabel se levanto y de pronto sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo, no tenía idea de donde estaba, los ojos se anegaron de lágrimas, no podía creer lo que le había pasado. Intento caminar las piernas temblaron y se sintió muy mal creyó que la cabeza le estallaría, sujeto con mucha fuerza el cráneo y espero, camino pero, sólo veía hierba y basura, a lo lejos se escucho un camión, entonces supo que debía de estar cerca de la carretera.
Mientras pensaba en la noche anterior avanzaba, lentamente porque un pie le dolía demasiado y también la entrepierna le dolía, los recuerdos regresaron.
Subió con la chica al auto de ella, era color rojo, la chica se llamaba Katalina; era bonita, delgada de cabello negro y rizado, su piel era blanca y tenía una sonrisa encantadora. Vestía un jeans ajustados y un una blusa color lila que dejaba ver sus senos, calzaba una botas negras de tacón y en el cuello tenía un collar de perlas. Salieron del estacionamiento del Kimera, Katalina dijo vivir en la zona norte y trabajar en una empresa de marketing.
—¿Cuándo supiste que eras…? ejem —Pregunto Katalina
—¿Lesbiana?—Isabel completó la pregunta.
—Si, eso, eso—Katalina se notaba tensa, esbozo una sonrisa.
—Mm cuando estaba en la secundaria, los chicos me eran indiferentes, pero había una chica de otro salón que siempre me gusto.
—¿Y alguna vez le dijiste algo?—Su voz estaba llena de curiosidad.
—Sí, un día en el descanso al seguí hasta los baños, entro en el segundo y espere a que saliera, entonces me acerque a ella y…
—¿La besaste?— Le miro ella con curiosidad.
—Lo intenté, pero ella se movió y salio corriendo; lo mejor fue que jamás hablo de eso.
—Oh ya veo—volteo hacia la parte trasera del coche y dijo— ¿Ya ves Alberto, ella siempre fue así?
—¿Con quien hablas?—Preguntó Isabel.
—Conmigo—Una voz masculina le contesto y la sujeto por el cuello, le puso algo en la cara y se quedo dormida.
Cuando despertó estaba en el la parte trasera del coche, atada de pies y manos, los ojos los tenía vendados y su cabeza estaba en la piernas de Alberto. Katalina conducía y el estaba encendiendo un cigarro.
—Mira Katalina, ya despertó. —Dijo sonriendo.
—Perfecto, comienza. —LA chica sonrío e Isabel sintió pánico
—Okay.
Alberto le abrió la blusa, ella tenía miedo de que al violara pero lo que hizo fue totalmente diferente, comenzó a quemara la con el cigarro. Ella gritaba y Alberto sólo se reía.
—Cálmate niña, pronto terminaré. Te quedara la marca y tal vez te haga cambiar.
—Déjeme ir, por favor—Isabel lloraba, tenía miedo.
—Claro que no; te vamos a dar una lección, ¡maldita perra!—Alfredo le golpeo en la cara. Isabel siguió llorando y Alfredo le comenzó a quemar los muslos, ella temblaba.
—Llegamos—Anuncio Katalina.
La bajaron del coche, estaban en la afueras del ciudad, aún estaba oscuro, Isabel calculó que serían las cinco de la mañana. Katalina le quito la venda y la arrojaron al piso, le entro polvo en la boca, entonces los dos comenzaron a patearla, los tacones de las botas de Katalina se enterraban en sus costillas. Alfredo le arrancaba mechones del cabello y lo alternaba con golpes en el cuerpo de Isabel. Ella gritó hasta que quedo inconsciente de nuevo.
Ahora caminaba por la carretera esperando encontrara a alguien o un teléfono y llamar a Roque, su única familia, a el lo conocía desde los tiempos en que había trabajado en el bar , nunca la trató mal, el era hijo de la dueña de la única tienda de abarrotes de la colonia, pero a el no le interesaba para nada la forma de vida de Isabel; ella era la hermana que había buscado y además decía que su mirada era hipnotizante. Juntos habían descubierto su homosexualidad y había decidido salir de ese lugar lo más pronto posible.
Mientras caminaba vio un letrero, estaba 100 Km. de la ciudad, en al carretera este; al fin sabía donde estaba. Isabel seguía caminando hasta que encontró a una mujer que caminaba por la orilla de la carretera, llevaba una bolsa, Isabel intento acercarse, pero cuando intento hablar esta comenzó a gritar, tirando su bolsa y diciendo algo acerca de los espíritus.
Isabel recogió la bolsa y encontró un celular, en el acto marco 2222037475, el número de celular de Roque, el único número de celular que sabía de memoria. Espero el tono y en un instante Roque había contestado.
—Roque... Necesito tu ayuda—Escucho la respiración de su amigo.
— ¿Qué te paso?—Sonaba medio dormido.
—Me secuestraron, necesito que vengas por mí.—Estaba apunto de llorar.
—¿Dónde esta?
—EL la carretera este a 100 Km.
—Ya voy para allá. — Colgó
Isabel se sintió aliviada, por fin terminaría todo, entonces bajo la vista y vio que en el vientre tenía marcado con las quemaduras del cigarro una cruz.
—Malditos, fanáticos—Dijo ella y se sentó en la orilla de la carretera a esperar a Roque.
1 comentarios:
Heiii no maaaa me guzthaaaa muzhooo muzhooo :P genialozo
grax por invitarme a pazar
i por dejar comentarioz...
malditoz fanaticoz.... ahahaha aii ezoz fanzzzz
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